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MIS DÍAS CON V

Publicado: 2019-06-15

Verónica llegó enferma y cansada, estuvo en el aeropuerto desde las 4 de la mañana, así que no es difícil suponer que durmió poco o simplemente, no durmió. 

Quien la escuchó antes pensaría que su voz, es impostada, tiene sutileza, es dulce, pero no por eso, poco fuerte; parece falsa, aprendida, trabajada, una actuación vocal interesante que llega, que puede convencer, sin embargo, la poca naturalidad que muestra no solo está presente en sus discursos, es constante, llegando a la ciudad, ni bien tuvo la oportunidad, llamó a su esposo para preguntar por su hija, que fue al colegio con cólicos, no comió nada la noche anterior y tampoco desayunó, no quiso hacerlo, supone entonces que comerá el cereal que (ella) alistó en su mochila antes de salir de casa rumbo al aeropuerto.

El clima de Lima le pasó factura, su garganta está resentida y sabe que tendrá que hablar muchas horas y con mucha gente durante su visita -que asume, es corta-, dos días son pocos para conocer una ciudad como esta, supone que al final del viaje, su garganta terminará más resentida de lo que ya está.

El clima de Trujillo la sorprende, la alegra, un sol a medio salir la acogió en la mañana, no es difícil predecir que en la tarde pegará fuerte, es un día soleado, el primero de la semana que se presenta de esta manera, llegó con una chompa sobre su polo cubierto por un chaleco, durante el transcurso del día se irá quitando aquellas prendas para amoldarse al clima de la ciudad.

Pide chicharrón, comer pescado le dará sueño comenta, aprovecha el desayuno para conversar con los dirigentes del Nuevo Perú, toma café y pide ir al hotel por segunda vez, pero los tiempos no perdonan, así que, por segunda vez, su petición es rechazada.

No es su primera visita a Trujillo, pero sí será la primera vez que visite Chan Chan, la idea la entusiasma, pero el saber que está tan cerca de la cuidad, no, había pensado dormir en el transcurso, no podrá ser.

Camino a la ciudadela recordará su entrevista con Aldo Mariátegui y Garrido Lecca, su saludo en quechua comenta la ayudó bastante en las encuestas y en la aceptación del sur, al otro día de aquella entrevista visitó Ayacucho y en la ciudad la recibieron hablando ese idioma cada vez más olvidado.

Visita el palacio de Chan Chan, intenta pagar su entrada, pero los dirigentes la detienen, de ellos solo diré que son gente “adulta”, algunos le regalan algunas cosas, una pulsera, un recuerdo, los acepta amablemente y prosigue con la visita, una hora después termina el recorrido, parece que ha tomado un segundo aire, toca una reunión imprevista con trabajadores mineros, pide que llamen a confirmar si será o no bienvenida en aquel lugar, en el trascurso se queja de los horarios de una película peruana, no ha podido verla hasta ahora y eso la molesta, habla sobre lo injusto que es el Estado con la cultura, con lo poco explotada que está, busca en su celular cuánto se invierte en ese rubro, encuentra el dato y lo comparte.

Terminada la visita a los trabajadores mineros pide ir al hotel por tercera vez, su petición ahora sí es aceptada, tendrá poco menos de treinta minutos ante de una entrevista en una radio local, desde aquí y terminado su trayecto, dejaré de compartir con ella el auto, viajaré en otro, la cúpula del partido la rodeará y no hablaré con ella sino hasta su despedida, donde muy amablemente me pedirá unirme al partido -pero esa es otra historia.

Visitó Virú por la tarde, luego de dormir un par de horas en el hotel, escuchó reclamos de los trabajadores de agroindustrias, tomó nota de los abusos de la gran empresa, se quejó de la ampliación de la Ley de Promoción Agraria, y prometió cambiar aquello, terminado aquel encuentro visitó un set de televisión, para una entrevista.

A la mañana siguiente pidió disculpas por su voz, cargaba un termo y cada tanto se servía un poco de matico para ayudar a su “garganta serrana”, los dirigentes eran los que la llevaban ahora, se encargaban de movilizarla.

Asistió luego a un congreso de Ronderos campesinos, prometió una reforma de llegar al poder, en aquel congreso también estaba Duberlí Rodríguez, antiguo Presidente de la Corte Suprema, luego de aquel evento se despidió de la ciudad para volver a casa, esperando que su hija no siga con los cólicos que no la dejaron comer más que el cereal que alistó en su mochila antes de venir a Trujillo.


Escrito por

Pierre.Maguilar

Lector esporádico. Aprendiz de periodista y cinéfilo en construcción.


Publicado en

Blog del Genio

De todo un poco.