Si hay algo que no se le puede decir a Alan García, es delincuente -muy raro- y eso básicamente, porque de todas las "denuncias" acumuladas, ninguna de ellas, ha probado nada, por lo tanto, la palabra “delincuente” es un término prohibido de usar para definir al señor Alan García Pérez, y es que el la masacre de Bagua no es delito –puesto que nunca se lo procesó por ello-, conmutar penas a narcotraficantes y delincuentes tampoco, tener gastos de campaña de dudosa procedencia –según OjoPúblico, el APRA declaró como "financistas" para la campaña del 2006 a más de 5 mil beneficiarios de JUNTOS y PENSIÓN 65, es decir que 5 084 aportantes a la campaña eran personas en EXTREMA POBREZA- y amasar una fortuna bastante extraña de no se sabe dónde, tampoco es material de investigación para nadie; Alan García ha sabido salirse con la suya más de una vez, y lo que ocurrió el pasado domingo es otra muestra infame de ello.

El último domingo, el señor García volvió a burlarse de todos los peruanos, salvándose de un panel que cada domingo ha puesto en la encrucijada (?) a más de uno -Guzmán, Mendoza, Guerra han pasado por ahí. García, de una manera muy extraña decide quien es “digno” de entrevistarlo y quién no, situación que desprestigia al canal Latina y sobre todo al señor Augusto Álvarez Rodrich responsable de la dirección periodística de ese canal; lo que pasó con García, no solo fue una burla a todos, sino una triste manipulación a la que fue sometido el canal Latina que se prestó a los juegos autónomos del señor García.

Nunca como ahora, he visto una manipulación tan sucia- comparable quizá con la de Fujimori en la década del 90-, lástima que personajes como Álvarez Rodrich, despedido de Perú 21 por publicar a diario contenido sobre los Petro Audios, permita que ese juego político también lo involucre.

A esperar un cambio, ojala se dé.